Detectan una posible señal de vida en planeta a 120 años luz

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La búsqueda de vida más allá de la Tierra ha llevado a los científicos a explorar muchos misterios sugerentes, desde penachos de metano en Marte hasta nubes de gas fosfina en Venus. Pero, hasta donde sabemos, los habitantes de la Tierra siguen estando solos en el cosmos.

Ahora, un equipo de investigadores ofrece lo que considera el indicio más sólido hasta la fecha de vida extraterrestre, no en nuestro sistema solar, sino en un planeta enorme, conocido como K2-18b, que orbita alrededor de una estrella situada a 120 años luz de la Tierra. Un análisis repetido de la atmósfera del exoplaneta sugiere la abundancia de una molécula que en la Tierra solo tiene una fuente conocida: organismos vivos como las algas marinas.

“A nadie le beneficia afirmar prematuramente que hemos detectado vida”, dijo Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge y autor del nuevo estudio, en una conferencia de prensa celebrada el martes. Aun así, dijo, la mejor explicación de las observaciones de su grupo es que K2-18b está cubierto por un océano cálido, rebosante de vida.

“Es un momento revolucionario”, dijo Madhusudhan. “Es la primera vez que la humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable”.

El estudio se publicó el miércoles en la revista Astrophysical Journal Letters. Otros investigadores lo calificaron de primer paso emocionante y sugerente para dar sentido a lo que hay en K2-18b. Pero se mostraron reacios a sacar conclusiones ambiciosas.

“Es algo”, dijo Stephen Schmidt, científico planetario de la Universidad Johns Hopkins. “Es un indicio. Pero aún no podemos concluir que sea habitable”.

Si hay vida extraterrestre en K2-18b, o en cualquier otro lugar, su descubrimiento llegará a un ritmo frustrantemente lento. “A menos que veamos a E.T. saludándonos, no va a ser algo irrefutable”, dijo Christopher Glein, científico planetario del Southwest Research Institute de San Antonio, Texas.

Unos astrónomos canadienses descubrieron K2-18b en 2017, mientras observaban a través de telescopios terrestres en Chile. Se trataba de un tipo de planeta encontrado de manera habitual fuera de nuestro sistema solar, pero sin ningún análogo cerca de la Tierra que los científicos pudieran estudiar de cerca en busca de pistas.